Dulce de Leche La Gran Abuela, la sabrosa revelación de la crema tipo tofe malagueña que conquista paladares gourmet
Dulce de Leche La Gran Abuela es un manjar obtenido solo con ingredientes naturales de primera calidad: leche y azúcar, sin conservantes, sin aceite de palma y libre de gluten, que se caracteriza por su particular sabor tofe y una textura tipo crema fácil de untar.
Dulce de Leche La Gran Abuela es una empresa familiar con sede en el municipio malagueño de Alhaurín el Grande, en la comarca del Valle del Guadalhorce, que desde casi diez años está dedicada a la elaboración, comercialización y distribución de un muy distintivo dulce de leche, su producto estrella. Un manjar obtenido solo con ingredientes naturales de primera calidad: leche y azúcar, sin conservantes, sin aceite de palma y libre de gluten, que se caracteriza por su particular sabor tofe y una textura tipo crema fácil de untar.Unas cualidades que lo hacen especialmente delicioso en los postres, así como en los desayunos y meriendas del día a día familiar, pero que también brillan de forma exquisita en multitud de productos de confitería, repostería, pastelería y heladería.
Y es que el Dulce de Leche La Gran Abuela, aunque naciese siguiendo las pautas de la fórmula tradicional, ha conseguido sorprender con su particular e innovadora receta, procurando adaptarse a los gustos y paladares más locales y exigentes, consiguiendo en poco tiempo conquistar no solo a malagueños y andaluces, sino también revelándose como un sublime dulce de leche capaz de competir y distinguirse en el mercado internacional.
El original Dulce de Leche La Gran Abuela surge de la mano de Francisco, Antonio y Jesús, tres jóvenes hermanos a quienes su espíritu de emprendimiento y su deseo por promover nuevos retos empresariales le hicieron ver la oportunidad de lanzar al mercado una idea atractiva con un producto diferente, “evitando la saturación del mercado y la feroz competencia en el sector de la alimentación” –como declara Jesús Plaza Fernández, uno de sus fundadores. “Decidimos buscar algo fuera de nuestras fronteras y que encajara en nuestras costumbres alimenticias, aunque también es de recibo decir que el proyecto se forjó gracias a la ayuda y asesoramiento de unos amigos de la familia que son argentinos”.
Emprendimiento: cuestión de genes
Y es que el espíritu emprendedor de los hermanos Plaza parece ser cuestión de genes. Ya el padre de Jesús, Antonio Plaza, quien era un servicial y eficiente policía, se vio en la necesidad de buscar recursos extras para sustentar la economía familiar, y “montó un negocio de compra venta minorista y al por mayor de productos de alimentación”. Tras una jubilación anticipada, Antonio decide seguir con la empresa, pero enfocándose únicamente a la venta al por mayor. “Más tarde llegó la ola de la construcción y mi padre también comenzó a hacer reformas”, una actividad que al poco tiempo derivó en la creación de una empresa constructora, con la que la familia Plaza llegó incluso a realizar construcciones civiles. Mientras desarrollaban dicha actividad, Antonio, quien ya contaba con el respaldo y vigor de sus hijos, se decantó por invertir en el sector de la restauración y en el 2000, la familia Plaza abre su primer restaurante-pizzería, ‘El Portón de Piedra’–un floreciente negocio que hoy día cuenta con ocho establecimientos–. “Pero la crisis de 2008 empieza a hacer mella”–nos apunta Jesús–, y en 2010 se ven abocados a dejar atrás el negocio de la construcción, y es ahí cuando los hijos de Antonio deciden continuar siendo fieles al emprendimiento que habían visto siempre en su padre, “buscando nuevas alternativas de negocio que fomentasen el empleo y generase riqueza a nuestra tierra”. Un periodo de dos años de análisis que hizo posible que en 2012 naciese Dulce de Leche La Gran Abuela.
Gustos diferentes
Aunque los historiadores difieren sobre el lugar de origen y procedencia del dulce de leche, lo que sí es cierto es que este producto lácteo está muy extendido en toda América latina, siendo Chile y Argentina dos de los mayores países consumidores, productores y exportadores del mundo. “Así que hasta Argentina nos fuimos –la tierra de nuestros queridos amigos–, donde no solo aprendimos su receta y proceso sino que también adquirimos la maquinaria específica para llevar a cabo el proyecto”. Pero como nos expone Jesús, cuando llegaron a su Málaga natal, pronto se percataron de que sus paisanos tenían gustos algo diferentes.
“Empezamos a presentar el producto en ferias de muestras, mercados y catas, pero descubrimos que la receta tradicional que habíamos adquirido no terminaba de conquistar al público de aquí”. El dulce de leche argentino “es algo más pesado y empalagoso”, así que los hermanos Plaza decidieron investigar los gustos y preferencias para reformular su receta, una ardua labor que les llevó más de un año de intenso trabajo recorriendo decenas de pueblos y ciudades de toda España e incluso Portugal. “Recuerdo que el primer evento al que asistimos tuvo lugar en un hotel junto a la estación de trenes de Málaga - María Zambrano y cuando terminamos la jornada y recopilamos todos los comentarios recibidos creo que casi nos echamos a llorar. Había supuesto una gran inversión, tanto económica como personal, una arriesgada apuesta que no estaba dando los frutos esperados”.
Tres semanas y 19 ferias
Tras aquel primer “golpe de realidad”, Jesús, junto a su hermano Francisco y sus respectivas mujeres establecieron un plan de acción con el objeto de averiguar con mayor precisión los gustos de los consumidores en todo el panorama nacional. Trazaron una ruta en coche y se apuntaron a todo tipo de exhibiciones, salones y pequeñas ferias de pastelería que se estaban organizando en aquellos momentos en toda la península. “Fuimos a Madrid, Ávila, La Coruña Zaragoza y Barcelona, incluso cruzamos la frontera hasta Portugal. Con decirte que en tres semanas llegamos a asistir a 19 ferias”. Jesús nos relata que, a veces, los eventos se sucedían tan seguidos unos de otros que las decisiones se tomaban con la misma precipitación, se pasaban los días en la carretera, no les daba tiempo a buscar un lugar donde dormir, comían cualquier cosa por el camino y llegaron incluso a cambiarse de ropa en las gasolineras para aparecer lo más decentemente posible en alguna que otra feria de muestras. “Me viene especialmente a la mente la de Zaragoza. Dio la casualidad de que coincidió con las fiestas del Pilar, y al contrario de lo que nosotros pensábamos, apenas vino gente y los pocos que se acercaban ni siquiera se animaban a probar nuestro dulce de leche. Vamos, algo desolador para las expectativas que levábamos” –nos cuenta Jesús con un pequeño nudo en la garganta haciendo latente el recuerdo de aquella atropellada aventura. “Aunque ahora nos alegramos mucho de habernos obstinado en hacer aquello, porque realmente logramos nuestro objetivo”.
Antonia, una gran Abuela
Jesús alega que la juventud y la ilusión fue lo que les impulsó a acometer tal hazaña, aunque evidentemente aquella gesta pudo llevarse a cabo “gracias a mi madre, Antonia, uno de los pilares fundamentales de nuestra familia. Ella siempre ha creído en nosotros, nos ha apoyado y ayudado para que pudiéramos llevar a cabo cada uno de los proyectos que nos ha rodado en la cabeza, pero por aquel entonces, los hijos de mi hermano y los míos eran aún muy pequeños, pues solo tenían 1,3, 5 y 8 años, y los dejamos todos a su cargo y ni qué decir tiene, en las mejores manos”. Un agradecimiento y sentimiento que este joven–de tan solo 44 años– y sus hermanos quieren dejar patente en estas líneas, haciendo honor al mérito de las abuelas.
Consolidación
Tras aquel “agridulce tour”, los hermanos Plaza aseguran que durante cuatro o cinco años sus esfuerzos estuvieron enfocados en posicionar la marca, porque, aunque no tenían mucha competencia, sí “era imprescindible darse a conocer, y para ello, contamos con la implicación de todos nosotros y dos grandes comerciales y distribuidores”–matiza Jesús, abriéndose un importante nicho de mercado, fundamentalmente en Europa.
Hoy día, Dulce de Leche La Gran Abuela es una empresa consolida gracias al empeño, entrega y dedicación que toda la familia Plaza y sus trabajadores han invertido en el negocio. La mayor diferenciación que ostenta el dulce de Leche La Gran Abuela “es el cariño y esmero que ponemos en su elaboración y fundamentalmente al hecho de la I+D –por decirlo de algún modo– de su reformulación”, creando así una fusión entre las cremas tipo pasteleras más típicas españolas y andaluzas junto a la base original del dulce de leche argentino. “Un producto de la máxima calidad, adaptado al paladar de nuestro continente, con suave olor y excelente combinación brillo-color, una explosión de sabor en la boca, pero lo más importante no empalaga”.
En el obrador de La Gran Abuela trabajan unas siete personas en temporada alta –generalmente de septiembre a marzo– y desde sus comienzos su producción ha rondado los 12.000 kilos anuales de media, logrando abastecer no solo al público nacional, sino también a otros mercados como el de Inglaterra, Grecia, Holanda, Dubai, Rumanía y Marruecos. Aunque la pandemia del coronavirus acontecida en 2020 supuso un gran varapalo para todos los sectores, Jesús expone que consiguieron subsistir haciendo los ajustes necesarios para poder garantizar el suministro a la mermada demanda, pero que este 2021, y ya desde hace unos meses, han ido recuperando poco a poco su dinámica de trabajo. “De hecho, estamos incluso abriendo canales de venta muy interesantes en EE.UU., el último pedido que tenemos previsto suministrar es de unos 20.000 kilos con destino a Miami, y estamos ultimando el cierre de otros encargos de carácter nacional e internacional”.
Variedades
Este exquisito dulce lácteo es una crema suave y acaramelada, fácil de untar y con un sabor muy exclusivo. Se caracteriza por aportar grasas naturales y minerales como el calcio y poseer altos niveles de hidratos de carbono y proteínas, pero con un menor aporte calórico que las tradicionales cremas de chocolate, –unas 300 calorías por cada 100 gr de producto–, además de una menor cantidad de colesterol. Actualmente se comercializa en formatos 30 gr, 450 gr, 900 gr, 1 kg, 5 kg y tamaño industrial, estando estos últimos formatos destinados a la venta a granel o clientes “indirectos” –lo que supone el 80% de su producción. Posee diversas variedades o texturas: la textura Natural, especialmente destinada al consumo familiar para untarlo en rebanadas de pan, gofres, creps, como cobertura en tartas y decoración de helados y que está disponible en el lineal de algunos supermercados, tiendas gourmets, establecimientos especializados –cuyas cualidades le hacen distinguirse como un producto de alta gama–, así como desde su propia tienda online; la variedad Pastelero/Repostero, que es más concentrada, de aspecto opaco y con corte. Es utilizado principalmente en repostería tanto particular como profesional; la Heladero, usado en las heladerías para preparar la manteca del helado de dulce de leche, de aspecto similar al natural, pero con un color más oscuro de intenso sabor y brillo y finalmente Alfajor, utilizado principalmente para el relleno de postres con una gran cantidad de dulce de leche, tales como los alfajores y cañones, ya que este dulce de leche está muy concentrado y tiene una gran firmeza, pero mucha suavidad en boca.
Personalización y adaptación
Las instalaciones de Dulce de Leche La Gran Abuela se encuentran emplazadas en el parque empresarial de Coín, y aunque el 50% de su producción es artesanal, según nos precisa Jesús, el 50% restante está convenientemente mecanizada, lo que les permite reaccionar y adaptarse con gran rapidez a cualquier tipo de demanda, abasteciendo así pedidos de gran volumen e incluso personalizando estos según las necesidades de cada cliente. Un obrador de unos 200 m2 divididos en cuatro áreas de trabajo con objeto de cumplir de forma rigurosa la normativa de seguridad alimentaria y llevar a cabo un exhaustivo control de cada uno de los procesos, garantizando de este modo la máxima calidad de sus elaboraciones. En dicho obrador se distingue una zona específica básica donde se almacena la materia prima, leche y azúcar, y los envases de gran volumen; otra de cocinado, “con una olla exprés gigante alimentada por una caldera a vapor”, una máquina de llenado, otra de termosellado, que permite que cada recipiente sea hermético, y otra de etiquetado, el cual se hace de forma manual “ya que este proceso se individualiza ateniéndonos a las especificaciones de cada uno de nuestros clientes y formatos”. Finalmente, se observan otras dos zonas: un almacén externo para atender los pedidos de supermercados, tiendas especializadas y consumidores finales y un área reservada a vestuarios y la oficina de administración y ventas.
Vistas internacionales
Con respecto al crecimiento y consolidación de su negocio, Jesús asevera que ello también se debe a Sabor a Málaga, la marca promocional de la Diputación provincial, a la que se encuentran adheridos desde abril de 2016, pues gracias a ella han estado presentes en muy numerosas actividades, mercados y exhibiciones organizados o impulsados por este sello que defiende y apuesta por el sector agroalimentario, tanto el productivo como el de la restauración. “Con Sabor a Málaga hemos estado en el Salón Gourmet, Alimentaria, Madrid Fusión y desde luego en la Gran Feria Sabor a Málaga” que anualmente se celebra en el Paseo del Parque de nuestra capital. Una feria de gran prestigio y una cita ineludible para empresas y visitantes que ha llegado a convertirse en una feria de referencia incluso más allá de nuestra región”.
En cuanto a los objetivos a corto y medio plazo, la familia Plaza señala que una vez superado el bache de 2020, esperan poder seguir potenciando sus ventas, tanto en pequeños establecimientos y cadenas de supermercados, como a grandes compañías pasteleras y heladeras, intensificando su línea de ventas internacional. Para ello, ya cuentan con el apoyo de una nueva generación, el hijo de Jesús, quien aunque actualmente solo tiene 16 años, ya empieza a coger las riendas del negocio.
Apetecibles y golosas alternativas
Y es que este distintivo y original dulce de leche malagueño se ha convertido en una reveladora opción para crear los más sensacionales postres y las recetas más golosas. Las posibilidades son tan diversas que nuestra gastronomía ha sabido ver en este dulce lácteo la mejor alternativa para sorprender a los comensales, incorporándolos en bizcochos e incluso en unas de las recetas más tradicionales de Alhaurín el Grande, las batatas asadas, para la cual el boniato cultivado en la zona se acompaña con dulce de leche La Gran Abuela y pasas al ron.
En su página web y redes sociales, hallamos igualmente numerosas propuestas que nos despiertan el apetito sobremanera, como la tarta semifría de plátanos y dulce de leche; unos crepes con dulce de leche –“la merienda que nunca defrauda”–; la bebida de moda: un café Dalgona; un nutritivo yogur con frutas naturales y toping de dulce de leche; una cheesecake con nueces y dulce de leche o una refrescante mousse de dulce de leche, una atractiva “vuelta de tuerca” gracias al delicado y sensacional sabor del Dulce de Leche La Gran Abuela, una alternativa que te permitirá descubrir y disfrutar de un modo diferente y con el mejor Sabor “made in Málaga”.