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Obrador de confitería Tejeros, sus “tortas Locas y tarta Malagueña” dos iconos de la dulce artesanía “con nombre, apellidos” y mucho sabor a Málaga

Obrador de confitería Tejeros, sus “tortas Locas y tarta Malagueña” dos iconos de la dulce artesanía “con nombre, apellidos” y mucho sabor a Málaga

 

Confitería Tejeros es un obrador familiar emplazado en la capital malagueña que, desde sus inicios, allá por 1975, se ha caracterizado por la elaboración de repostería y dulces tradicionales, en los que la excelsa calidad de la materia prima, el sensacional sabor y textura y unos procesos, fundamentalmente artesanales, son los más relevantes estandartes que amparan el reconocimiento de esta casa. Entre su gran surtido de golosas experiencias, encontramos desde los típicos borrachuelos con azúcar o miel, así como los exquisitos roscos de vino Málaga, sin olvidar la auténtica tarta Malagueña. Pero si tenemos que mencionar un dulce, “con nombre y apellidos”, este es la torta Loca, cuya sencillez y curiosa creación ha acompañado las sobremesas y meriendas de miles de malagueños y millones de turistas, quienes atraídos por su anaranjado glaseado y más tarde sorprendidos por la ternura y peculiar sabor en cada bocado, lo han hecho aún más popular, trascendiendo más allá de la marca y haciendo de patria malagueña y andaluza.

Inmerso entre harina, azúcar, almendras y canela nos atiende Manuel Ruíz Fernández, segunda generación de Confitería Tejeros y que con una amplia sonrisa y sin parar de echar un ojo a la dilatada labor que le aguarda, nos acompaña por las instalaciones de su obrador, hoy día situado en el polígono del conocido barrio de Fuente Olletas, donde nos relata la ardua, pero entrañable historia de Tejeros. Fue la familia de su padre quien en tiempo de penurias, allá por los años cuarenta del pasado siglo XX, comenzó esta peculiar hazaña de supervivencia. Su abuela, oriunda de Torrox, y su abuelo, natural de Mijas, se conocieron en un momento crucial de la indeleble historia de nuestra provincia, durante la llamada “desbandá” un suceso que dio nombre al libro del escritor malagueño, Luis Melero, y en el que se narran los acontecimientos acaecidos en la vida de los malagueños y la cruenta huída de miles de personas por la carretera de Málaga-Almería.  

Un ingenioso pastel

Tras aquellos duros momentos, los abuelos de Manuel logran establecerse en la calle Mitjana, donde para buscarse la vida se dedican a hacer pan casero y algunos pasteles típicos que posteriormente repartían “por las lecherías y tiendas de alimentación del barrio malagueño de la Victoria”. Tiempo después, su abuelo cae enfermo y es su hijo Pepe, “mi padre”, quien se hace cargo de que el pequeño negocio siga adelante, pero “tanto mi abuela como mi padre tenían que trabajar con otras confiterías para poder mantenerse”. Manuel nos cuenta que su madre trabajaba entonces en el obrador de un maestro pastelero barcelonés, llamado Eduardo Rubio, que además era un conocido jugador del Málaga CD. Fue este futbolista y pastelero, que también llegó a tener una pastelería en plena Alameda Principal, quien inventó a finales de 1950 las tortas locas, un peculiar dulce que entre sus dos capas de hojaldre alberga un relleno de crema, cubierto con un glaseado color naranja, a base de yema, y adornado con una guinda en el centro. Un sencillo pero ingenioso pastel que debe su nombre a la canción ‘A lo loco’ (1954), de Luisa Linares y Los Galindos, nos aclara Manuel.

Ya en 1975, es Pepe quien monta su primer obrador en el sótano de un local de calle Tejeros, vía que da nombre a la empresa, y durante años Pepe emprende un nuevo sendero al frente del negocio, apostando por la calidad de los productos, un servicio personalizado y trato cordial, permitiéndoles ir posicionándose en el mercado y abasteciendo tanto a pequeños comercios como al sector de la restauración y la hostelería. Sería sobre 1987, cuando la familia “Tejeros” finalmente adquiere el obrador del futbolista y maestro pastelero y con él la receta de las tortas Locas, siendo la confitería Tejeros quien las encumbra y las convierte en un dulce típico y altamente representativo de la cultura gastronómica malagueña.

El 30 aniversario de la Tarta Malagueña

A día de hoy, Confitería Tejeros está regentada por los hermanos Manuel y Eduardo Ruiz, quienes toman el relevo en 1995, continuando la senda marcada por su padre, y que en el año 2000 ven la necesidad de ampliar sus instalaciones y muy a su pesar dejan atrás la calle Tejeros y se trasladan al polígono de Centro Olletas. “Buscábamos un lugar cerca de la capital y con buenas conexiones. Un nexo de unión con la ciudad que nos permitiese llevar a cabo nuestra labor empresarial sin perder ese vínculo tan especial que nos une a ella”, declara Manuel.

En este obrador de confitería se elaboran dos líneas de productos, una enfocada al canal HORECA, donde destacan las tartas, pasteles y merengues y otra más tradicional, donde toman protagonismo los productos de temporada como buñuelos, roscos, brevas de San Juan, así como sus afamadas Locas. Sin embargo, en su haber artesanal y con mucho sabor a Málaga, nos encontramos también la tarta Malagueña, elaborada con productos 100% de la tierra, con pasas de Málaga con D.O., almendras, vino dulce y Aceite de  Oliva Virgen Extra. Un típico dulce malagueño que este año celebra su 30 aniversario y que los hermanos Ruiz quieren conmemorar como es debido, para lo cual ya están preparando gratas sorpresas (que se resisten a desvelar) para que los clientes puedan disfrutar de un producto tan exquisito y local.

Esencia artesanal y compromiso humano

Desde los inicios, la familia Ruiz Fernández ha apostado por el crecimiento sostenible, dando valor esencial a la crucial labor de los más de cuarenta hombres y mujeres que trabajan en la compañía, apoyados por la indispensable maquinaria y los últimos sistemas de producción necesarios hoy día, pero sin menoscabar en la calidad y en el estilo 100% tradicional. “Somos firmes defensores de un producto hecho y terminado esencialmente a mano, dando valor a nuestro trabajadores y creando un compromiso de creación y mantenimiento del empleo, pero además, cuidando de nuestros clientes y proveedores”, afirma Manuel.

Confitería Tejeros ha creado una red comercial y de distribución que cubre actualmente toda Andalucía, Murcia, Alicante, Ceuta y Melilla, conquistando con sus exquisitas tartas y dulces los paladares más diversos y  ofreciendo un servicio profesional y riguroso. “Cuando padecimos la lamentable crisis del ladrillo, empezamos a volcarnos en el turismo, y ello nos llevó a ir redirigiendo nuestra estrategia hacia la restauración, la hostelería y las cadenas de alimentación”, nos expone.

El Gran Juego de la Oca Loca

El deseo de identificar las tortas Locas con la ciudad de Málaga y el hecho de atender a un turismo cada vez más floreciente, “siendo uno de los productos más demandados por los turistas”, propició que en 2018, Manuel, junto al ilustrador gráfico, Alejandro Villén, ideasen un nuevo envase para el transporte de sus productos, “a la vez que se buscaba el crear identidad queríamos ofrecer un entretenimiento lúdico y divertido que reuniese a familia y amigos descubriendo nuestra maravillosa provincia”. Nace así el Gran Juego de la Oca Loca, “un packaging” donde el popular juego de la oca cambia sus típicas casillas por imágenes de emblemáticos monumentos y bellos rincones de la provincia de Málaga, como la Catedral, el Centro Pompidou, nuestros inconfundibles chiringuitos, el Caminito del Rey, el Tajo de Ronda e incluso el pozo ha sido sustituido por las obras del Metro de Málaga”, nos detalla Manuel entre risas. Un tablero de juego para niños y adultos, un guiño a la provincia de Málaga y su cultura que se llevó a cabo con la colaboración de la marca promocional de la Diputación de Málaga, Sabor a Málaga, y en cuyo centro “nos espera” el futbolista y pastelero, Eduardo Rubio, creador de la torta Loca.

Calidad y frescura de viaje

Las delicias elaboradas por Confitería Tejeros siguen siendo la mejor compañía en los momentos más dulces y las nuevas tecnologías, junto a los sistemas de transporte actuales, han permitido que sus productos hayan viajado hasta infinidad de lugares. “Tenemos un cliente en Madrid que hace unos años montó un negocio de restauración basado en los típicos camperos malagueños y que, además, dispone de muchos otros productos de la provincia, entre ellos nuestras típicas tortas Locas”. Manuel nos explica que a través de la web se ponen en contacto con ellos y les hacen pedidos que envían a muy diversos países, “sobre todo del Reino Unido”, aunque nos matiza que evidentemente solo aquellos productos que permiten ser transportados con total garantía. “Queremos mantener la esencia de nuestros productos, sin modificar la receta original, dando prioridad a la calidad y la frescura que poseen nuestros productos y salvaguardando estas características incluso en los formatos de viaje, sostiene.

Una tienda online “de la noche a la mañana”

Este ímpetu por brindar siempre la mejor calidad y servicio son las máximas que han guiado a la familia Tejeros y que han procurado mantener en circunstancias tan delicadas como las vividas durante esta primavera, con motivo de la declaración del estado de alarma por el coronavirus del COVID-19. “Durante esta pandemia, optamos por seguir abiertos, adoptando unas rigurosas medidas de seguridad, y desviviéndonos por buscar nuevas alternativas y canales de venta para procurar conservar el mayor número de empleos posibles”, nos refiere Manuel. Ante ello, pusieron en marcha su nueva tienda online, “una decisión que habíamos considerado en multitud de ocasiones y que la coyuntura nos impulsó a implantar de la noche a la mañana, con el ánimo de no cerrar y no parar en ningún momento” y que hicieron posible gracias a las plataformas de delivery como Just Eat, Glovo o Wow.

‘Murphy’

Manuel nos indica que pasa gran parte del día en el obrador y cuando llega a casa, sigue trabajando, sin poder desconectar. “Cuando no estoy liado con las cuentas o las compras, estoy en un webinar con proveedores, el caso es no perder el ritmo”, sonríe con efusión. A sus 52 años, Manuel dice haber vivido infinidad de experiencias, “unas buenas y otras no tan buenas, nosotros tendríamos que llamarnos ‘Murphy’, -comenta entre carcajadas-, somos el claro ejemplo de que la tostada de mantequilla suele caer boca abajo, desde que un aprendiz confunda el saco de sal con el de azúcar o hasta ver cómo nuestras Locas salen flotando de nuestro obrador, como barcos que se hacen a la mar”, hecho que aconteció durante las históricas inundaciones de Málaga en 1989.

Nuestras tradiciones

“Me vienen a la memoria –continua Manuel- tantas bonitas y entrañables historias, y pido perdón a quienes lean estas líneas y piensen que no los menciono, les aseguro que albergo recuerdos de millones de personas que forman parte de mi vida cotidiana”. Señala momentos especialmente relacionados con nuestras tradiciones, como la Feria de Málaga y la presencia de sus elaboraciones en decenas de casetas; su estrecha colaboración con las cofradías y hermandades, sobre todo las vinculadas con el barrio de la Victoria; el ver sus cajas de dulces típicos como torrijas o pestiños bajo los tronos de nuestra impresionante Semana Santa, “reponiendo las fuerzas entre los hombres de trono a altas horas de la madrugada,” o esos destacados días de las fiestas navideñas, donde roscos, borrachuelos y roscones de Reyes deleitan nuestros sentidos.

Avanzando

Unidos a la marca de la Diputación provincial, Sabor a Málaga desde diciembre de 2015, en el obrador de Confitería Tejeros esperan poder seguir “añadiendo recortes” a su particular álbum de historias y vivencias. Se han marcado, como objetivo a corto y medio plazo, el seguir avanzando y llegar a más mercados, a pesar de los tiempos tan difíciles por los que está atravesando la economía y el turismo a nivel nacional, y retomarán la implantación de los certificados de calidad, como el IFS, de seguridad alimentaria, que se quedó “pendiente de un hilo” debido al decreto del estado de alarma y sus consecuencias.

Una tierra rica

Manuel y Eduardo Ruiz aseguran que Málaga es una tierra que les ha dado mucho y se sienten afortunados por haber podido echar raíces en una provincia tan llena de riqueza, “por sus gentes, sus calles, sus tradiciones y su cocina. Cuando llegan a casa, después de una “larguísima” jornada, aseveran que entre sus platos preferidos se encuentran desde el popular gazpachuelo malagueño o sopa Viña AB hasta unas almejas salteadas o una porra antequerana, eso sí “con exquisitos tomates como los que se cultivan en el Valle del Guadalhorce”. Y es en el momento de hacer esta entrevista, rozando ya las dos y media de la tarde, a Manuel y a Eduardo ya se les empieza a hacer la boca agua y nos sugieren una parrillada de verduras, de la huerta de su amigo Pepe Cobos, o un buen “manojito de boquerones fritos”, acompañados de una copita de un buen vino de Málaga, como los de la familia Ordoñez. “Eso sí, dejando un huequito para el postre”-añade- ese final dulce que nos proporciona una porción de Tarta Malagueña, su espectacular tarta de queso o “una pequeña torta Loca, que se ingiere de un simple bocado”. Todo un detallado inciso gastronómico que nos abre el apetito mientras nos lo describe.

Un pedacito del sabor de Málaga

Los exquisitos dulces y tartas de Confitería Tejeros llevan cerca de medio siglo siendo parte de nuestras sobremesas, emotivas celebraciones y una dulce excusa para compartir tiernos y cálidos momentos con los que más queremos. Cerca de una treintena de tartas y otras pequeñas delicatesen como cortados, cubanitos, petisús, tuétanos o pio X abastecen los múltiples puntos de venta repartidos por toda la geografía española, un sabor inconfundible que también se aprecia en su pastelería de viaje, donde Locas, roscos, borrachuelos y tartas malagueñas consiguen llevar un pedacito del sabor de Málaga, y a golpe de un solo click, más allá de nuestras fronteras. Un sentimiento que ya albergan los hijos de Manuel y Eduardo, la nueva generación Tejeros.

Y es que en el obrador de Confitería Tejeros aspiran a seguir brindando esa satisfactoria alegría que produce el “dar un mordisco a una Loca”. Aunque confirman haber padecido incontables tropiezos, siempre han tenido claro que su mayor ilusión era proporcionar un poquito felicidad, haciendo de la vida un dulce camino que hay que afrontar con el mayor agrado y el mejor estado de ánimo, porque, como apunta Manuel, “no hay nada más bonito y satisfactorio como un toque de chispa en el desayuno, al final de una comida o esa placentera sensación de ver a un niño con la cara llena de chocolate”. Un espíritu y esencia que en el obrador de Confitería Tejeros les anima a “poner el sol” en nuestras mesas, cada día.

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