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Bodegas Pérez Hidalgo, unos selectos vinos que inundan los sentidos con su gran aroma y delicado sabor - Sabor a Málaga

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Bodegas Pérez Hidalgo, unos selectos vinos que inundan los sentidos con su gran aroma y delicado sabor

Bodegas Pérez Hidalgo, unos selectos vinos que inundan los sentidos con su gran aroma y delicado sabor

 

Bodegas Pérez Hidalgo es una empresa familiar enclavada en la localidad de Álora, justo en el centro de la provincia de Málaga y perteneciente a la comarca del Valle del Guadalhorce. Con una trayectoria de 20 años de experiencia en el arte y la ciencia de la vitivinicultura, los propietarios de esta exclusiva bodega han hecho realidad un sueño que albergaban desde niños, dedicándose al cultivo y elaboración de vinos, especialmente blancos y tintos, entre los que destacan dos caldos estrella: Vega del Geva Crianza, con Denominación de Origen Sierras de Málaga, y Flor Floris Moscatel de Málaga seco, ambos con calificación excepcional en la guía Los Supervinos 2018.

José Miguel y Francisco Manuel Pérez Hidalgo, fundadores de esta bodega y a los que abordamos en plena vendimia en el momento de realizar este reportaje, nos cuentan que fue en el año 2000 y tras heredar unas tierras cuando decidieron poner en marcha un proyecto que supuso un doble reto: “dar un giro” a su actividad profesional y llenar de vida la finca que con tanto esfuerzo y cariño le legaron sus padres. José Miguel nos explica que es psicólogo, - “o lo era”- y el día que decidió poner en marcha la bodega dejó su profesión para pasar a “estudiar la conducta y el comportamiento de las uvas”. Sin embargo, Francisco, catedrático de ingeniería industrial en la Universidad de Málaga, asegura que compagina “como puede” sus dos pasiones y se ha convertido en el enólogo de la casa, afirma José Miguel.

El Morquecho

Hay que remontarse a los orígenes para descubrir la emotiva historia de esta peculiar bodega. El padre de José Miguel y Francisco, D. José Pérez García, tenía una pequeña distribuidora de vinos y cervezas en el mismo municipio de Álora y aunque ellos siempre estuvieron muy involucrados en el negocio familiar, decidieron trazar rutas que los llevaron a profesiones que nada tenían que ver con lo que habían vivido. Es tras la jubilación de D. José y su esposa, Doña Mariana Hidalgo -mujer incansable y quien siempre estuvo apoyando el negocio de su esposo desde una discreta posición-, cuando los hermanos Pérez Hidalgo heredan la finca El Morquecho, una extensión de terreno rodeada por el meandro en la rivera izquierda del río Guadalhorce y compuesta por varias parcelas con suelos francos arcillosos y francos-arcillosos limosos, unas tierras en las que antiguamente ya existían viñedos. 

Aunque emprendieron su andadura en el año 2000, sostienen que no fue hasta 2005 cuando lograron sacar al mercado sus primeros vinos. “Comenzamos con cuatro hectáreas en las que plantamos las variedades Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot y a día de hoy contamos con una superficie de 86.000 metros, estando 6.000 metros destinados al cultivo de la variedad Garnacha, media hectárea a la variedad Moscatel y el resto a los tres tipos de uvas antes mencionados”, nos detalla José Miguel. 

Mimando el campo, la uva y la vinificación

Su bodega, aseguran, “es una apuesta creativa y personal donde las vides que crecen bajo el sol de Málaga se convierten en excepcionales caldos”. Miman el campo, la uva y la vinificación, la cual se realiza de forma independientemente para cada variedad y a una temperatura controlada, entre 24ºC y 27 ºC para la vinificación tinta y de 16ºC para la vinificación del blanco seco de Moscatel, su reconocido Flor Floris, “brillante y limpio, de color pálido pajizo con ribetes claros verdosos y esencias muy florales y frutales”. 

“En el caso de los tintos, y una vez que las fermentaciones han concluido-continúa José Miguel- se pasa el vino a la bodega para la crianza en barricas de roble francés y americano de 225 y 300 litros, donde se guardaran en madera 12 o 18 meses, según el destino del vino, Crianza o Reserva”.  Un claro ejemplo de esta cuidada labor es su particular y único tinto Páramo de Cásser Reserva, un vino de color entre picota y ciruela oscuras, con aromas de intensidad alta, en el que surgen “esteres propios de envejecimiento, recordatorio a madera, tostados muy especiados y ahumados gratos, con un fondo frutal en progresión con el tiempo, donde rotando se incrementa el afrutado, aparecen especiados y aromas que recuerdan el incienso”, nos describen con sosiego y armonía sus autores.

Excepcional reconocimiento

Este amor por las vides, su crianza, los aromas y sabores de esta tierra les originó una grata sorpresa cuando sus vinos, Flor Floris Moscatel de Málaga Seco y Vega del Geva Crianza, obtuvieron la calificación excepcional en la Guía de los Supervinos 2018, una publicación encaminada a orientar las compras de los consumidores de vinos que suelen adquirir este artículo en supermercados y grandes superficies, y en la que se resaltan aquellos caldos que poseen una insuperable relación calidad/precio.

“Recuerdo con especial cariño ese momento, un extraordinario regalo que supuso un empujón a nuestra bodega”, matiza José Miguel.  El escritor y enólogo valenciano, Joan C. Martín es el autor de esta guía, quien cada año realiza una cata sobre más de 900 vinos. “Ese año nos otorgó la máxima calificación -‘5 Ojos de Lince’- a dos de nuestros vinos. Ni siquiera sabíamos que los había probado y quisimos ponernos en contacto con él y agradecerle su valoración”. José Miguel nos relata que, en tan grata conversación con el prestigioso enólogo, se sintió altamente sorprendido cuando le contó que, al disponerse a realizar la mencionada cata, “en su propia casa”, abrió un Vega del Geva Crianza y en ese momento su hija entró en la estancia donde acababa de descorchar la botella y le dijo: “papá, ¿cuál es ese vino que ha inundado la habitación de olor?”. Un intenso y espectacular aroma que acompañó el sabor único y delicado, “de estructura aterciopelada en su paso por boca”, de este tinto madurado bajo el sol de Málaga.

Limitada y de gran calidad

Actualmente, Bodegas Pérez Hidalgo está situada en las mismas instalaciones donde D. José Pérez implantó su empresa de distribución. Ocupa una superficie de 400 m2, dividida en dos naves, en la que trabajan cinco personas, “que se incrementa considerablemente en días como los que acontecen – la vendimia- y donde la tarea es frenética, pero apasionada”. José Miguel precisa que a pesar de las circunstancias tan delicadas que todos los empresarios están viviendo a causa de la pandemia del coronavirus, esperan tener una buena cosecha. Señalan que, durante estas dos décadas de experiencia, su bodega ha llegado a alcanzar una producción limitada, pero de gran calidad, llegando a envasar, de media anual, unas 30.000 botellas de tinto y 10.000 botellas de vino blanco. Distribuyen a grandes superficies de toda España, a negocios de restauración de Andalucía y Madrid y disponen de una página web desde la que cualquier particular puede hacer su pedido.

Enoturismo

Ubicada en un enclave estratégico y muy cercano al Caminito del Rey, una de las naves de esta bodega, que pertenece a la zona Montes de Málaga, está destinada a las catas, donde hasta hace poco, las visitas y el enoturismo cubrían parte de su ajetreado quehacer diario, “convirtiéndose en un punto de venta importante”, apunta José Miguel, quien espera poder volver a una normalidad controlada, “manteniendo siempre las más adecuadas medidas sanitarias”.

Regalo al paladar

Si echamos un vistazo a la web de Bodegas Pérez Hidalgo ésta nos incita a sumergirnos en una tierra llena de vida y vides, una pequeña ventana a un cuidado viñedo, donde la plantación se cultiva en espalderas y dispone de riego de control para optimizar su crecimiento, aunque cabe matizar que nos sentimos afortunados de poder observarla en pleno esplendor. Unos campos donde la paleta cromática nos regala desde los luminosos y vigorosos verdes que albergan sus pámpanos hasta llegar a unos exuberantes racimos que nos cautivan con tornasolados dorados y llamativos colores que bandean entre los ciruela y frambuesa. Sus vinos, accesibles desde su tienda online,  son un regalo al paladar, sabores que ya han conquistado mercados internacionales como Alemania, Italia y Japón.

En sus redes sociales, como Facebook, las Bodegas Pérez Hidalgo muestran con cierta regularidad sus labores cotidianas, tan valioso entorno medioambiental, el privilegiado enclave y la exquisita gastronomía de la tierra, platos típicos malagueños e innovaciones culinarias que apuestan por los productos autóctonos. Un inmejorable marco que les impulsa a seguir elaborando caldos tan singulares y exclusivos.

Focalizando esfuerzos

Adherida a la marca agroalimentaria de la Diputación de Málaga, Sabor a Málaga, desde junio de 2016, Bodegas Pérez Hidalgo ha tenido la oportunidad de asistir a diversas ferias junto a la institución provincial y nos refieren que ello les ha permitido ir abriendo mercados de un modo muy interesante. Entre sus objetivos a corto y medio plazo, José Miguel y Francisco se plantean seguir focalizando esfuerzos en la línea de la exportación, aunque reconocen que es una tarea, que actualmente se vislumbra algo más compleja.

Animados por los pequeños logros, estos encantadores hermanos albergan la esperanza de poder continuar durante muchos años con el negocio y ya palpan el interés y pasión por este oficio en sus propios hijos, de quienes esperan que persigan ese mismo espíritu creativo que les infundió a ellos el arrojo por compartir tan especiales y espectaculares sensaciones.

Gastronomía para oxigenar el alma

Apegados a la tierra y con respeto absoluto por los valores que sus padres les inculcaron, José Miguel y Francisco nos invitan a tomarnos un respiro para oxigenar el alma y conquistar el paladar. Desde unos “espectaculares” boquerones victorianos fritos, maridados con Flor Floris Moscatel, “equilibrado en boca, seco, fresco, vivo y frutoso”, pasando por unas genuinas sopas perotas, que hacen honor a esta bella localidad donde se enraízan y que el pasado mes de mayo fue declarada Municipio Turístico de Andalucía. 

Nos atrae igualmente una apetitosa pierna de chivo lechal malagueño, así como una jugosa carrillada de cerdo, regados y aderezados con sus dos distintivos tintos, Vega de Geva y Páramo de Cásser, colmándonos con una explosión de sabores a las que es difícil renunciar, y que oportunamente nos dan ideas para que estas fiestas navideñas, “tan diferentes”, nuestras mesas luzcan como se merecen, “con un brindis a la gastronomía malagueña, a los pequeños productores, empresarios y a la hostelería”, un emotivo deseo que los hermanos Pérez Hidalgo comparten con ustedes, lectores y compañeros de viaje, alzando su copa, “con mucho Sabor a Málaga”. 

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