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Harina, pan y pasta artesanal: de ser un producto de subsistencia a un imprescindible en nuestra mesa

Harina, pan y pasta artesanal: de ser un producto de subsistencia a un imprescindible en nuestra mesa

Tradición hecha a mano

La clave de un buen pan artesanal malagueño reside en el proceso de elaboración y en su composición. La fabricación de este tipo de pan es más lenta (puede superar las siete horas, mientras que el pan industrial se hace en poco más de dos) y se basa en un procedimiento sin aditivos. Según los maestros artesanos, la clave está en elegir ingredientes de calidad, en dejar reposar la masa y en cuidar la cocción. El pan artesanal también ofrece distintas variedades.

La más común es la barra de pan tradicional, con los extremos redondos y puntiagudos. También son frecuentes la chapata, de variedad rústica, con corteza dura y poca miga y la hogaza, de forma redonda y muy grande. Variedades de pan artesanal, en Málaga hay algunos municipios con tradición y variedades de pan propios.

El mollete antequerano es popular en toda España (también el mollete de Archidona, de características similares). Se trata de un pequeño pan de corteza poco hecha y forma redonda que suele acompañar a los desayunos en forma de tostada de aceite, con tomate y con jamón. Por su parte, el municipio de Istán es conocido por su pan de maíz, hecho a partir de harina de maíz. Dentro de las variedades de pan artesanal también se encuentra el pan cateto, de miga dura y forma redonda, muy similar a la hogaza. Este tipo de pan aguanta en muy buen estado aunque pasen los días.

Distinguir un pan artesanal

La diferencia más importante entre un pan elaborado de manera artesanal y un pan elaborado mediante proceso industrial es la naturalidad de los ingredientes. También su sabor y su olor, mucho más intenso. Un buen pan artesanal se puede distinguir por su interior: la miga es muy abierta e irregular, a diferencia de un pan industrial donde la miga es compacta y más cerrada. Otra de las claves es su durabilidad.

El pan artesanal puede conservarse blando y en buen estado durante varios días gracias a que no se utiliza ningún tipo de aditivo artificial en su elaboración. El secreto reside en tapar bien el pan a la hora de guardarlo (con un trapo, con una servilleta…).

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