Churros artesanos, cómo empezar el día con un sabor único y tradicional
El aroma y sabor de los desayunos y meriendas
El aroma de los churros recorre cada mañana las calles de Málaga. En cafeterías y churrerías de la provincia no puede faltar este producto tan tradicional de la gastronomía española. Especialmente en los meses de invierno, donde un buen plato de churros con chocolate es la mejor opción para sacudirse el frío, ya sea a primera hora del día, para la merienda o por la noche.
La histórica tradición de los churros en nuestro país ha dado fruto a numerosas denominaciones, variedades y recetas: desde las tradicionales ruedas, más pequeñas y con forma circular, hasta las famosas porras, estiradas y ligeramente más gruesas o los churros madrileños, con forma de lazo.
Pero si hay una variedad que se puede considerar como el auténtico churro malagueño, esa es la de los tejeringos. Los tejeringos, también conocidos como jeringos, son los churros tradicionales de la provincia de Málaga (y también comunes en otros puntos del sur de Andalucía).
Se trata de una variedad cuya elaboración es mucho más compleja y artesanal, ya que deben dibujarse totalmente a mano. Su masa ha de estar siempre fresca, al contrario que la de las porras o los churros, que se puede congelar. Reciben su nombre del instrumento en forma de jeringa que se emplea para hacerlos.
Variedades
Los tejeringos son hoy un producto que solo se puede degustar en algunas churrerías concretas de la provincia debido a la enorme inversión de tiempo que requiere su elaboración.
No obstante, la evolución de las recetas de churros ha posibilitado la aparición de nuevos sabores y variedades: porras rellenas y cubiertas de chocolate o con vainilla, churros con canela o churros con azúcar, entre otras. Sin embargo, los más consumidos siguen siendo las tradicionales ruedas de churros y las porras.
Ambos comparten una masa común compuesta de harina, agua, azúcar y sal. La principal diferencia entre ellos radica en que las porras llevan una cantidad muy pequeña de bicarbonato sódico y la proporción de harina es un tanto superior que en los churros. En su elaboración también hay una mínima diferencia: se emplean diferentes instrumentos para verter la masa sobre el aceite y, en el caso de las porras, la masa se deja reposar unos minutos antes de echarla a freír.